La Vuelta al Mundo sin Prisas en Génova
Génova, ha pasado casi un mes desde que la visité. Muchas vivencias y unos días magníficos en compañía de Giulia y Cuccho que me acogieron en su casa y me trataron como a un amigo. Agradezco enormemente a Alessandra Giacardi de Cascina Granbego su contacto. Tengo grandes recuerdos de esta visita, así como de las personas que pude conocer durante la estancia.
Y en este artículo voy a resumir lo vivido y con imágenes, mostraré la riqueza y belleza de esta ciudad mediterránea.
Mis anfitriones y los nuevos amigos
Giulia es italiana de Cerdeña, pero estuvo viviendo en España por un tiempo y habla español, algo que me vino bien. Aunque es cierto que con el italiano me defiendo un poco, por lo menos a la hora de entender, otra cosa es hablarlo, y ahí su ayuda fue inestimable.
Los casi cinco días en Génova dieron para mucho: visitas a amigos, alguna noche para vivir su ambiente y sobre todo paseos por la ciudad para conocer sus rincones.
Con Gaia, una amiga que hice en Sassello, pude estar la tarde del viernes por la zona del barrio antiguo y realmente me sorprendió la gran riqueza de monumentos que tiene. Monumentos, muchos de ellos iglesias, que han sido convertidas en museos, como la iglesia de San Agostino, en la vía del mismo nombre y muy cercano al Teatro della Tosse y a la Universidad de Arquitectura.
Con Cuccho recorrí el puerto antiguo, que entre otras cosas tiene el segundo acuario más grande de Europa, por detrás del Oceanográfico de Valencia -dato que doy, pero lugar que por su idiosincrasia no me interesa para nada- y el galeón de la película Piratas de R. Polansky, que solo pude ver por fuera aunque esto ya descubría el increíble trabajo que se realizó para construirlo.
Giulia y Cuccho también me enseñaron algunos rincones y barrios cercanos, así como el funicular que lleva a la parte alta de Génova -y que funciona de una forma curiosa al tener solo una catenaria para ambas vías, haciendo que cuando el que sube para, el otro pare por obligación, esté donde esté del recorrido y también a la inversa-. Así que un viaje que normalmente duraría 10 minutos dura casi el doble.
Génova: un poco de historia
Génova tiene una larga y rica historia desde su fundación por los cartagineses y su reconstrucción por los romanos.
Tras la caída del imperio romano fue ocupada por los bizantinos y los lombardos y saqueada por los sarracenos a mediados del S. X. En el S. III llegó a ser ciudad episcopal.
Fue ciudad estado y domino Córcega y Cerdeña, algo que consiguió aliada con Pisa para expulsar a los sarracenos, aunque posteriormente lucho contra Pisa por el control de estas islas. Contra Pisa y Venecia también lucho por el dominio marítimo.
Fue objeto del deseo de austriacos y franceses y llego a pertenecer a la República Francesa a principios del S. XIX. Tuvo sus momentos de gloria debido a su gran puerto y también decayó cuando perdió interés comercial debido a que este se traslado a las nuevas tierras descubiertas por un genovés llamado Cristobal Colón: América.
Volvió a recuperar su esplendor cuando debido al auge de la industralización se abrieron nuevos puentes a través de Los Alpes.
La mayoría de sus monumentos y palacios fueron construidos por las cuatro familias genovesas más importantes y que siempre andaban a la gresca entre ellas, sobre todo entre los siglos XVI al XVIII, los Doria, Spinola, Fieschi o Grimaldi Doria.
Actualmente Génova es la capital de La Liguria y cuenta con más de 600.000 habitantes en la ciudad y en su área metropolitana se cuentan más de 1.500.000 de personas. El símbolo que representa a la ciudad es la «Torre della Lanterna» que es el faro a la entrada de su puerto.
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La comida
Como es costumbre en este viaje, también en Génova para mis anfitriones y sus amigos, pude cocinar algunas de mis recetas: tortilla de patatas, escalibada, humus y paella.
Las dos primeras me salieron como es costumbre apetitosas y gustaron mucho, en el caso del humus, tuve un desliz y no calculé bien la cantidad de caldo que añadía, por lo tanto me quedo más crema de garbanzos que el humus que buscaba, pero aún así de sabor estaba rico.
En el caso de la paella le llamaré arroz con verduras, ya que Giulia no dispone de paellera y por lo tanto tuve que improvisar, eso si me quedo rica de sabor y el arroz en su punto, por lo que finalmente disfrutamos de un buen arroz español hecho en Italia.
Mi nuevo destino
Después de Génova me dirigí a La Toscana donde pude visitar: Pisa, Vicopisano, Capraia e Limite, Florencia y Pozzolatico de los que hablaré en un próximo artículo.
En este momento me encuentro en Ciampino a las afueras de Roma donde me he encontrado con una vieja amiga de Madrid: Elena y su marido Giulio. Aquí, en la ciudad eterna se une al viaje mi «más que amiga» Mar para continuar juntos el periplo mundial.
Pero estas vivencias con mis nuevos y viejos amigos que me han acogido y que forman parte ya de esta historia de La Vuelta al Mundo sin Prisas los contaré próximamente.
A ci vediamo!
¡Pura vida!