Entre Nápoles y Roma y algo de escalada
Entre Nápoles y Roma, ya que de nuevo nos dirigimos hacia el norte de Italia. Desde Nápoles llegamos a un pueblito que pertenece a la región del Lazio, Poggio Mirteto, muy cerca de Roma.
La primera noche de Ciampino en casa de Elena y Giulio, entre otras personas se encontraba Yara. Después de conocer a Fer durante la primera cena que este hizo, se ofreció como anfitriona, y fue en su casa donde nos hemos alojado estos días.
La conexión con Yara fue inmediata, es curioso como las personas respondemos a estímulos innatos sin tener -yo por lo menos- una explicación estrictamente lógica.
Desde el primer momento las cosas volvieron a fluir y comenzamos a conocernos alrededor de una mesa. Yara invitó a unos cuantos amigos a cenar compartiendo cocina «italo-española» y conocimos a Fausta, Erica, Gabriele y Fabrizio.
Colaboramos prácticamente todos, cada uno con su especialidad. A tope de comida, de bebida y buena gente. También tuvimos sesión de didgeridoo y tanto le moló a Yara, que le fabriqué uno con un tubo de pvc que tenía su padre de unas obras recientes y unas velas de cera.
Día de escalada
Al día siguiente nos fuimos a escalar Yara, Claudio, Fabrizio, Francesco, Fer y yo. La zona se llama Supino a unos 100km de distancia, alucinante sentir la roca y vivirla.
Las paredes eran de placas calcáreas y mas difíciles de lo acostumbrado, pero cualquiera que conozca la escalada sabrá que tu compañero de cuerda es tu contacto en tierra firme y a partir de ahí, la confianza en tu compi, te da la fuerza que necesitas en esos momentazos.
Conviviendo con la familia de Yara
Carol y Lino, los padres de Yara, nos cuidaron como si fuéramos sus propios hijos. Son momentos de tanta entrega incondicional, que personalmente me faltan recursos para describir la gratitud que siento o sentimos hacia ellos.
Hay mucho amor en el mundo y solo hay que abrirse para sentirlo y ser libre para expresarlo.
También aquí hemos compartido con los perritos de la casa momentos muy chulos. Los cuadrúpedos, son auténticos maestros del afecto y del juego, así que Tety, Barnie y Molly “grazie mille”.
El penúltimo día compartimos con parte de la familia de Yara una comida riquísima, entre otras cosas había pasta fresca y aunque Carol es americana, su pasta es auténticamente italiana, ¡¡uhmmmmm, riquísima!!
Durante la comida surgió la típica tertulia política, y por defecto comentamos la decadencia social que estamos sufriendo en pleno siglo XXI, entre otras cosas por la mala gestión económica y la falta de comunicación humana. Curiosamente casi todos tenemos las mismas necesidades y las mismas carencias…
Stefano y Alessia, primos de Yara, nos ayudaron a redactar el texto en italiano para contactar con Enmanuel. Fue a través de blablacar y el lunes por la mañana madrugón para llegar a la estación de Tiburtina.
Allí quedamos con Enmanuel que nos condujo hasta Venecia Mestre y aquí nos recogió Giovanni para llevarnos a nuestro siguiente destino en Italia, Treviso que sería nuestra antepenúltima parada antes de cruzar la frontera hacía Los Balcanes.
Pero esto es otra historia y lo contaremos en el próximo artículo.
Ci Vediamo!
¡Pura vida!
Texto: Mar