Mi primer día a bordo. He dormido en el velero y he madrugado. Muy emocionado por vivir esta aventura que comienza este día.
Una nueva experiencia que añadir al viaje alrededor del mundo y un sueño, dentro de otro sueño: conocer las islas del Pacífico y poder aprender a navegar.
Como no, el primer día, te sientes como un gato, ojeas todo, tocas todo, preguntas por todo y estás con los ojos abiertos como platos intentando recoger y guardar toda la información posible para no fallar y que el capitán y mi compañera de tripulación, estén satisfechos con el trabajo.
Madrugón, supongo que por, entre otras cosas, los nervios de comenzar una nueva aventura en La Vuelta al Mundo Sin Prisas.
Pero eso sí: feliz y contento de lo que empiezo a vivir.
¡Pura Vida!