La lagartija voló sobre tu cabeza: Eslovenia
Después del largo periplo italiano, donde estuve casi dos meses, el siguiente destino era la pequeña y bella Eslovenia. Una república que se independizó de la ex-Yugoslavia y lo hizo afortunadamente sin una larga guerra de por medio. Fueron únicamente dos meses y solo en alcanzó a algunas partes del país. Eslovenia pertenece a la UE y utiliza el euro como moneda.
La lagartija voló sobre tu cabeza, en esloveno Martinček mi je skočil na glavo, no es un título elegido al azar, pero contaré la anécdota al final del artículo.
Al parecer el esloveno es distinto del resto de lenguas ex-yugoslavas. Aunque con muchas similitudes que hacen que las demás repúblicas lo entiendan. No se si servirá la comparación, pero se podría decir que es como el catalán para el resto de españoles.
El viaje a Eslovenia
Nuestro primer destino en Eslovenia fue Liubliana, su capital. Una ciudad muy cercana a la frontera italiana y a una hora de camino desde Trieste. Donde nos despedimos del país transalpino.
Fuimos en coche compartido. Un medio de transporte barato y en el que puedes conocer más fácilmente a otras personas.
Esperamos en la estación central de Trieste a que nos recogiese Gorazd que iba acompañado de Roula, una chica siria que está en Europa como Erasmus. Venían desde Milán y al parecer Gorazd hace este recorrido a menudo, ya que su chica trabaja en la ciudad italiana.
El viaje fue muy tranquilo y pude darme cuenta de la belleza que mencionaba de Eslovenia. Quizás es que el color verde me atrae y hay mucho. En el camino vimos muchísimos arboles caídos y bosques arrasados. Según nos comentaron, el invierno pasado a diferencia de lo que ocurre normalmente, no nevó, sino que llovió y al congelarse el agua, los destruyo. Fue declarada catástrofe nacional.
Cuando llegamos a Liubliana nos dirigimos directamente al hostel H2O que teníamos reservado. No nos decepciono. Era cómodo, económico, limpio y estaba en un sitio inmejorable. En pleno centro de la ciudad y con acceso a todos los servicios necesarios. Cerca de lo que hay que ver cuando vienes a Liubliana.
Liubliana
Como estaba previsto estar solo un día en la ciudad, Mar y yo dejamos las mochilas en la habitación y salimos a hacer unas compras para prepararnos comida. Era también una forma de tantear un poco la zona de cara a la visita de la tarde, más larga. El mercado de abastos se monta en la plaza Vodnik a diario. Es colorido y con alimentos de calidad.
Ya por la tarde fuimos a hacer turismo. Me encantó la cuidada zona centro con edificios clásicos de diversos colores. Tiene un encanto especial. Eslovenia es católica y se nota, ya que, aunque menos que en las ciudades italianas, está llena de iglesias y santuarios con cruces y cristos por las carreteras y caminos.
El paseo por la rivera del río Ljubljanica es además entretenido, porque está llena de terrazas y bares. Aquel día debido al mundial de fútbol, competían por tener la pantalla más grande y el mejor audio.
Estatuas de bronce que me parecieron alucinantes están colocadas cada poca distancia y en algunos de sus puentes. El responsable tiene gusto por el arte.
Callejeando acabamos en la plaza del Congreso. En ese momento se estaban realizando las pruebas de sonido de un concierto de música clásica, que se celebraba a las nueve de la noche. Nos hubiese gustado verlo, pero debido a la visita del histórico Castillo de Liubliana, no nos dio tiempo. Únicamente pudimos disfrutar un rato de los ensayos, gratis para los paseantes. El precio por el concierto nocturno era tan solo de 5€. Asumible hasta para nuestro presupuesto.
Algo que me llamó la atención es la amabilidad de la gente de este país. En Liubliana lo pudimos comprobar en varias ocasiones, pero en el resto de ciudades aún se hizo más patente.
Novo Mesto
A esta pequeña ciudad del sur llegamos en tren. Un viaje corto en distancia, pero largo en el tiempo. El tren para en casi todas los pueblos del camino. Como siempre, si no tienes prisa, es hasta encantador hacer estas múltiples paradas, ya que puedes ir viendo detalladamente las estaciones. Tengo una especial atracción por ellas.
En el tren el revisor hizo de guía turístico nuestro y cuando podía, nos hacia algún comentario sobre donde nos encontrábamos. En el último tramo del viaje incluso se sentó a hablar con nosotros y se ofreció a acompañarnos al hostel donde nos quedaríamos por un día.
Vivía cerca y le apetecía conocernos un poco más. Finalmente la sorpresa fue que tenía su coche en la misma estación y con nuestras pesadas mochilas, nos vino al pelo. Gracias a Nebojša por su generosidad y amabilidad.
Nos dejó en el hostel, fue a saludar a la familia y volvió para tomar una cerveza con nosotros. Y charlar un rato más. No lo volvimos a ver más, pero guardo un grato recuerdo de este gran tipo.
Por la noche, un paseo por la ciudad a visitar algunos de sus puntos de interés turístico, y a intentar ver el partido que jugaba España contra Chile en el Mundial de Fútbol. Mar como no disfruta con el fútbol, me dejó solo en la terraza del pub que elegimos -con su cerveza sin tocar y la mía- y se fue al hostel a descansar.
Haciendo amigos en Novo Mesto
Yo me quedé y casi al final del partido aparecieron dos chicos David y Matjaz que cuando termino me preguntaron mi procedencia.
España había perdido por 0-2 y cuando les dije que era español me pidieron disculpas. Esto dio pié a entablar una conversación que acabo con los tres andando por la ciudad fumando unos «cigarrillos» y paseando por rincones que no habíamos visto Mar y yo por la tarde.
Tuve que alargar más de la cuenta la noche. La única llave para entrar al hostel de noche se la había llevado Mar y estaba dormida. Me sentía como Pedro Picapiedra llamando a la puerta y al teléfono de Mar. No había manera de que se enterase. Al final, pasaron alrededor de dos horas. Mar contestó y pude por fin llegar a la cama.
A esas horas, ya tenía una buena borrachera y lo que más me apetecía era dormir y descansar. Al día siguiente teníamos planes para acampar en los bosques eslovenos y eso significaba caminata. Necesitaba estar fresco.
Žaloviče
Matjaz que había venido a desayunar con nosotros para despedirse y recoger un regalo que le ofrecí por la noche, en respuesta a un regalo suyo y se enteró de nuestros planes. Nos ofreció hablar con un amigo y preguntarle si podíamos estar en su terreno. Y ¡otra grata sorpresa en este viaje!.
Borut no solo acepto, sino que nos presto unos días su cabaña de madera para que estuviésemos más cómodos. Menos mal, porque mientras estuvimos allí llovió varios días y eso hubiese sido realmente incomodo con una tienda de campaña. La verdad es que cayeron ¡¡chuzos de punta!! algunas noches.
La cabaña de Borut no tiene electricidad ni internet. El agua se recoge de la lluvia, que afortunadamente es mucha. Y la ducha está en el exterior calentándose el agua con el sol. El baño es seco y también está en el exterior.
Durante la estancia en Žaloviče pudimos echar una mano a amontonar la leña. Tuvimos una súper fiesta toda una noche. Paseamos por el entorno de la cabaña rodeada de frondosos bosques. Y pudimos visitar espacios naturales, preciosos y recomendables, acompañados por nuestros amigos eslovenos.
La piscina natural Kleveuz, entre ellos. Alimentada por los manantiales internos que mantiene la temperatura de 22º durante todo el año. Nosotros pudimos darnos un baño y realmente en invierno con el frío que debe de hacer, se debe de estar de lujo remojándote en la piscina. O las cuevas naturales junto al río Krka.
Borut y Denis, su mejor amigo y vecino, junto con Matjaz, estuvieron pendientes de nosotros prácticamente cada día. Haciendo que la estancia fuese más cómoda y fácil. Facilitándonos alimentos y acompañándonos gran parte de las jornadas. Con ellos pude hacer mi tortilla de patatas en Eslovenia. Reto conseguido de nuevo.
Final del viaje por Eslovenia y Mar, me dice adiós
Tras estar allí cinco días, tocaba partir y avanzar. Mar decidió que Eslovenia merecía más tiempo y se quedó. Vuelvo a estar solo en el viaje.
Aclararé que no ha habido ningún mal rollo con Mar. Alguna tirantez, sí. Aunque creo que, simplemente de nuevo, mi «destino», ha hecho que este viaje sea en solitario. La verdad, yo lo acepto y estoy encantado.
Mis planteamientos los tengo muy claros desde el principio. Y es difícil que alguien que se acopla pasado un tiempo desde mi partida, pueda estar de acuerdo en todos mis planes. Por ello la decisión que tomó Mar de separarse, la aplaudo. Aunque a veces pienso si seré algo insoportable, o mucho, y ese es el motivo y ellos por no herir sentimientos, me cuentan mentiras piadosas. Sea lo que sea, buen viaje Mar y disfruta de él.
La Vuelta al Mundo Sin Prisas sigue adelante. Próximo destino la vecina Croacia, donde me encuentro y estoy escribiendo este artículo. Lo que viva aquí, lo contaré en la próxima entrega. Esta vez espero ponerme al día y escribir, como me comprometí, las cosas que sucedan más recientemente. Siempre que la conexión a internet lo permita.
Sobre el título: La lagartija voló sobre tu cabeza
Ocurrió que la mañana siguiente a la fiesta, hacia el mediodía, las lagartijas cazando insectos se suben al toldo que Borut tiene instalado para dar sombra. En una de esas Denis lo golpeó, por lo que la lagartija salió volando por encima de nuestras cabezas -tranquilos cayó en césped mullido y no sufrió daños-.
Y con la tontería y la borrachera, se montó una clase teorico-práctica de esloveno-español que nos tuvo ocupados durante un buen rato. Ya sabéis Martinček mi je skočil na glavo –La lagartija voló sobre tu cabeza-.
Hasta el próximo artículo…
¡Pura Vida!