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Irán 5ª parte: La despedida de este increíble país, en Mashhad
Irán me dejaba un muy buen sabor de boca y me despedía de este increíble país en Mashhad, ciudad simbólica iraní, con el gran Imam Reza Holy Shrine como seña más importante de identidad. Pero también por contar con el consulado de Turkmenistán, donde encontraría la visa para cruzar al país de Asia Central por Asjabat.

Irán 5ª parte: La despedida de este increíble país, en Mashhad

Irán me dejaba un muy buen sabor de boca y me despedía de este increíble país en Mashhad, ciudad simbólica iraní, con el gran Imam Reza Holy Shrine como seña más importante de identidad. Pero también por contar con el consulado de Turkmenistán, donde encontraría la visa para cruzar al país de Asia Central por Asjabat.
Mashhad

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Irán 5ª parte: La despedida de este increíble país, en Mashhad

Después de unas semanas increíbles en Teherán, donde pude conseguir mis visas para Uzbekistán y China, quedaba la más complicada de todas, por lo menos en principio, la de Turkmenistán.

El consulado de Turkmenistán en Mashhad

En Mashhad hay un consulado turkmeno que extiende las visas a los extranjeros y que un señor muy amable atiende. Digo lo de amable porque al parecer, tardan entre siete y ocho días hasta que te la entregan como norma habitual. Pero sin embargo al ver mi visado uzbeko -trámite previo indispensable para solicitar el turkmeno- con fecha de 25 de septiembre, le hizo reaccionar en hacer lo posible para que la tuviese, y con tiempo suficiente como para cruzar su país y llegar al vecino en la fecha prevista. Solo esperé 4 días y además me la entregaron en horarios fuera de oficina. Fui por la tarde a recogerla.

Los trámites para el visado fueron rápidos, ya que el consulado no está muy frecuentado y gracias a Mohsen, que me acompañó desde mi llegada a Mashhad, pude encontrar el consulado rápidamente y no marearme mucho recorriendo la ciudad.

El reencuentro con Mohsen

A Mohsen lo conocí en mi primera etapa iraní, en Tabriz, hospedado en mi mismo hotel. Ya allí, me invitó a que le llamase cuando llegase a su ciudad. Lo hice unos días antes desde Teherán y me dijo que podía quedarme en su casa durante mi estancia en Mashhad. No podía cumplir su compromiso debido a unos imprevistos familiares que le surgieron, me contó después.

Por ello, nada más llegar a la terminal de autobuses de su ciudad, me vino a recoger y fuimos directamente a un hotel que había buscado antes de mi llegada. En principio lo reservé solo para la primera noche.

Fue realmente cómodo llegar a él, estando justo enfrente de la misma terminal. Otra cosa es el propio hotel, que dejaba mucho que desear para nuestros estándares, pero aquí, barato es igual a feo y cosas peores. Lo había podido comprobar en etapas anteriores y lo confirmaba aquí.

Después de los tramites consulares nos dirigimos a su casa, me invitó a comer, y conocí a su familia. Tras la comida me sugirieron echar una siesta, y lo agradecí, ya que el viaje desde Teherán de casi 1.000 Km y más de 11 horas me había dejado roto. Cuando desperté tras más de tres horas, me invitaron a cenar y pude aprovechar para mirar mi correo con su conexión wi-fi, con la grata sorpresa de que algunas personas a las que había escrito, a través de Couchsurfing desde Teherán antes de mi salida, aceptaban ser mis anfitriones.

Nima el Couchsurfer

Me decidí por el primero que había respondido, su nombre Nima. Con él quedé a las siete de la mañana del día siguiente en mi hotel para recogerme.

Fue puntual y fuimos directamente con su coche a conocer el Iman Reza Holy Shrine, uno de los lugares sagrados del islam. El me lo sugirió, pero yo tenía una misión por hacer allí. Majid, mi amigo de Teherán, me había indicado que fuese a visitarlo y pusiése un donativo de 200.000 riales que me entregó, en su nombre y de su familia.

El recorrido por gran parte del complejo lo hicimos acompañados de un guía que la dirección de la mezquita puso para nosotros. Gracias a su aparición, pude sortear a uno de los porteros que al querer entrar me preguntó si era musulmán y ante mi negativa me freno he hizo retroceder. La intervención del guía me permitió entrar.

Iman Reza Holy Shrine en Mashhad

Imam Reza Holy Shrine es un lugar espectacular. Grandioso, tanto como el Vaticano. Incluye museos, mezquitas y el mausoleo del Imam Reza, venerado y amado por los iraníes como una de sus figuras más representativas. De echo es el octavo líder del Islam, algo así como un apóstol cristiano.

Mashhad acoge diariamente a miles de personas que se dirigen en peregrinación y eso se nota. Es una de las la ciudad que más hoteles dispone en Irán, y de mayor categoría. Turismo religioso que le aporta grandes ingresos de divisas de otros países musulmanes que también acuden a rezar y venerar a su líder.

La visita al Imam Reza Holy Shrine duró más de tres horas y no pudimos ver todo el complejo así que, tras ese tiempo decidimos que continuaríamos el recorrido en otro momento y por la noche, para ver este bello lugar iluminado, que tal y como imaginé era espectacular.

Esa segunda visita coincidió además con la hora de la oración de la noche, por lo que pude ver miles de personas rezando y elevando sus plegarias a Alá. Impresionante. El dato es que para que toda esa gente pueda rezar como mandan los cánones, una multitud de empleados que trabajan allí extienden cientos de alfombras en las explanadas y a través de altavoces varios mulas dirigen el rezo.

Cuando termina la oración, todas esas personas o la mayoría de ellas, se dirigen al mausoleo del Imam Reza, el destino de mi misión. Cuando me dirigí allí para cumplir con ella, me costó muchísimo llegar a depositar el dinero de Majid en la tumba. Incluso hubo momentos que tuve que abrirme paso por la fuerza. Allí se impone ley del más fuerte: si te empujan, tu empujas, si te pisan, te quejas y tratas de no hacer lo mismo. Lo llamo respeto. Aunque no parecía que todos lo conociesen.

Me hubiese gustado verla con más tranquilidad y dedicarle unas palabras en español, pero fue imposible. Cuando hice la donación intenté salir con Nima lo más rápido posible y evitar males mayores con algún feligrés sobrado de ímpetu y fervor religioso.

Además se había hecho tarde y teníamos una cita con Amin y Arezoo, dos de sus amigos que conocí durante mis días en Mashhad y que os presento más adelante.

Nima el amigo. El Couchsurfer

Nima me acogió en casa de Hayedeh, su abuela, una señora energética y amable. Y una gran costurera. Tras la vista al Imam Reza Holy Shrine, nos dirigimos a su casa y me hizo sentir cómodo desde el primer momento.

Nos invitó a comer y yo pude preparar uno de mis platos; una ensalada de apio, queso y frutos secos (prevista para el blog) con ingredientes que habíamos comprado antes de llegar en un gran mercado de Mashhad. Conseguí hacer la ensalada, no sin algo de reticencia por parte de mis anfitriones, que no están acostumbrados a dejar a un invitado trabajar o hacer alguna actividad en la casa. En su cultura no es habitual, pero finalmente accedieron.

Cuando me instalé me pude dar una ducha necesaria, ya que en el hotel preferí no hacerlo, y pude lavar la ropa sucia que se acumulaba en mi mochila.

Nima fue un anfitrión excepcional que se desvivió para que estuviese cómodo y a gusto. Para que conociese lo máximo posible de su cultura y costumbres, incluso hacía de profesor de iraní esporádicamente traduciéndome palabras del inglés al persa y explicándome muchísimas cosas de la historia y la cultura de su país. Con él pude dar largos paseos por su ciudad y ver el importante bazar de Mashhad con sus espectaculares bordadores, o la antigua mezquita Mashhadi Holy Shrine, que actualmente y debido al crecimiento de la ciudad se ha quedado en medio de una rotonda.

Y como no, montar en el metro de Mashhad, más pequeño que el de Teherán, pero que hace que te muevas por la ciudad rápido y económico.

Los amigos de Nima, son nuevos amigos para mi

Ramin

Esa tarde tras un descanso Nima habló con Ramin, su primo y músico que esa tarde tenía un ensayo con un grupo de música tradicional persa, donde toca la percusión y me invitaba a verlo en vivo. Me hubiese gustado hacer fotografías del ensayo, pero desgraciadamente pese a la insistencia de Ramin, las mujeres del grupo se negaron a que las fotografiase. Así que me quedé con las ganas y sintiéndolo mucho con las imágenes solo en mi memoria. Tras al ensayo algunas de ellas, las más jóvenes, se acercaron a saludarme y pude charlar en inglés, aunque sin fotos.

Después del ensayo fuimos al encuentro con Nima, que esa tarde se había dedicado, mientras yo estaba ocupado con Ramin, en hacer cosas personales. Nima nos recogió en un parque cerca del local de ensayo y apareció con Amin, su amigo que me dejó conectar mi ordenador con internet en sus oficinas.

Amin

Amin dirige Zakrot Web Solutions, una empresa que entre otras cosas ha creado un plugin para WordPress y me contó que cientos de miles de iraníes se han descargado. Sirve para que los blogs puedan cambiar la fecha occidental a la que rige en Irán, que coincide con el calendario musulmán, año 1393 en este momento. Todo un lío que se soluciona con el plugin.

La oficina de Amin sirvió como segunda residencia y pude cocinar mi tortilla de patatas en Mashhad y tanto Nima como Amin, cocinar platos iraníes para que yo los pudiese probar.

Amin también me sugirió algunos cambios en el blog, entre otras cosas el tema que diseña como ves el contenido. Gracias a él, tengo el blog que quería desde el principio, por lo menos en el diseño y fue parte importante en animarme a presentar el proyecto que estoy preparando y en el que Nima es parte muy importante. Pero está queda para contártelo en el futuro.

Arezoo

Al día siguiente conocí a su amiga Arezoo, que se acerco por las oficinas de Amin y con la que conecté enseguida. Divertida, cariñosa e inteligente. El segundo día que nos vimos apareció con un regalo que me emocionó. Su madre me había bordado una toalla para que me la llevase de recuerdo y la pudiese usar durante el viaje.

Al día siguiente sabiendo de mi dieta vegetariana, vino con la comida preparada para mi y la última noche organizó una cena de despedida en su casa. Arezoo conquistó mi corazón. Ojalá podamos encontrarnos en el camino en el futuro.

Una de las tardes me quedé con Amin y Arezoo que me llevaron a un bar, como un pub para nosotros, pero con la música muy baja y por supuesto sin alcohol. Conocí a otros amigos como Alisher y pudimos charlar un rato, con el viaje como hilo conductor y hacer una buena sesión de fotos.

Disfrutando una fiesta de boda iraní

Nima mientras había ido a una boda familiar a la que estaba invitado, y por la noche vino a recogerme para que le acompañase a la fiesta de celebración. Era en casa de la madre del novio, donde conocí a un montón de gente interesante y como siempre en Irán, amable y simpática.

Realmente este era un bonito colofón a mi paso por este país. Algo que no me esperaba y que me ayudó todavía más, a conocer algunas de sus costumbres. Al igual que en occidente, una boda es un evento muy especial y en ella todo el mundo se divierte, pero con los límites que la ley islámica que impera en el país, impone. Aún con estos límites, pude volver a comprobar que los iraníes se lo saben pasar muy bien.

Bailamos y reímos toda la noche y en un momento dado la música se paró para que todos los invitados pudiésemos disfrutar de una cena exquisita y abundante. No tengo fotos de ella -estaba comiendo-, pero os aseguro que fue espectacular. Todo acabó alrededor de las 3 de la madrugada y cada uno se fue a su casa después de una amplia sesión de fotos de los novios con sus invitados.

La despedida de Mashhad

El último día en Mashhad y antes de ir a casa de Arezoo para la cena de despedida, pude conocer a Hassan y Vida, los padres de Nima. Cómo no, fueron encantadores y charlamos un buen rato interesados por la historia de mi viaje y mi paso por su país.

Hassan además, al haber sido camionero, me ayudo con información para cruzar la frontera turkomena y como moverme hasta Asjabat, la capital de Turkmenistán. La cena con Arezoo, Nima y Amin fue simplemente genial. Gracias a los tres por ese momento.

Al día siguiente debía de salir con destino a Turkmenistán. Nima madrugó conmigo, aunque se que no era lo que más le apetecía, y me acompañó a encontrar el medio de transporte con el que llegar a la frontera.

Tuvimos que dar unas cuantas vueltas hasta encontrar un precio razonable, ya que muchos taxistas al ver mi cara occidental la confundían con dólares y pedían cifras desorbitadas, para lo que es un precio normal por el viaje.

Finalmente tras insistir y no encontrar el precio justo, nos dirigimos a una parada de autobuses a la salida de la ciudad. Aquí por fin encontré algo ajustado de precio y que llegaba a una hora razonable para darme tiempo a hacer todas las gestiones fronterizas.

Morteza y Hassan conductores del autobús acordaron con Nima que me dejarían en Ghochan, pueblo cercano a la frontera, y que allí buscarían un taxista que se acercase a la lógica del precio. Debía cubrir el trayecto hasta Bajgiran, ya en la misma frontera entre Irán y Turkmenistán. Acordamos el pago de 250.000 riales. Era el precio de mi última etapa iraní.

Mientras yo fui al aseo, se cerró el trato con el conductor del taxi que ya estaba esperándome y con todas mis cosas en el maletero dispuesto para partir enseguida.

En la frontera iraní con Turkmenistán

Mohamad el taxista, condujo seguro para los estándares de Irán y me llevó hasta la misma puerta del edificio iraní de la frontera en Bajgiran. Al final por su buen servicio le di 300.000 riales, añadiendo una propina al precio pactado, con la que se quedó contento y supongo que con ganas de seguir trabajando con otros extranjeros.

Durante el camino pude llamar a todos los amigos que había dejado en los más de 20 días en Irán y despedirme para agradecer su hospitalidad. Cruzar la frontera fue cuestión de tiempo, poco, y a la salida me esperaba la última grata sorpresa con el pueblo iraní.

Los soldados que hicieron la última comprobación de mi pasaporte en la barrera con Turkmenistán, me invitaron a un té, que me sentó muy bien y me hizo corroborar todo lo que he venido diciendo de este país y sus gentes a lo largo de los artículos que he escrito.

Gracias a Irán y a sus gentes por el trato que me han dispensado, la amabilidad y la hospitalidad. Nos veremos de nuevo, espero que más pronto que tarde. Volver está en mis planes.

El siguiente artículo lo dedicaré a Turkmenistán, donde pude conocer a Alberto y MariaVi una pareja de españoles que me recibieron y acogieron en su casa durante los días que estuve allí. Y también otras personas que están en la memoria de este viaje, en transito por Asia Central.

Hasta entonces, como siempre…

¡Pura Vida!

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