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China, Sudeste asiático y Taiwán
Brunei: El pequeño reino de Borneo
Viaje al reino de Brunei a conocer uno de los países más ricos del mundo donde a través de Couchsurfing pude pasar un par de días hospedado en casa de Abdullah.

Brunei: El pequeño reino de Borneo

Viaje al reino de Brunei a conocer uno de los países más ricos del mundo donde a través de Couchsurfing pude pasar un par de días hospedado en casa de Abdullah.
China, Sudeste asiático y Taiwán

En el autobús de Kota Kinabalu a Menumbok, me había tocado un asiento al fondo del autobús y eso me iba a impedir poder ver los paisajes y fotografiarlos durante el viaje, así que decidido, pregunté al conductor si podía ir en el asiento a su lado, no hubo problema, allí viaje. Antes durante la espera, había podido conocer a un filipino, Shidi, que llevaba viviendo en Malasia desde su juventud y que tenía su casa en la isla Labuan, que era donde nos dirigíamos.

Desde Labuan yo cambiaría de barco y seguiría camino a Brunei el pequeño reino al norte de Borneo. Shidi fue un buen aliado para poder comprar los billetes y hacer las gestiones oportunas en el puerto sin error, porque por lo que vi, hubiese caminado bastante, sino llega a ser por su experiencia en el viaje.

Nos acercamos juntos a la taquilla para comprar el ticket, resulta que el barco para los malayos tiene la mitad de precio 2,5RM y el siguiente paso lo hubiese omitido sino llega a ser por él. Antes de embargar tienes que pasar por una oficina del puerto para pagar un impuesto: 2RM.

El viaje y llegada a Labuan

El viaje en el barco fueron 2,5 horas, muy cómodas y que se pasaron volando (o navegando). El buque tiene una sala donde viaja el pasaje, equipada con bar y TV, aunque no los use mucho y pasé el mayor tiempo en cubierta viendo el avance por el mar y fumando.

Al llegar a Labuan me tocaba buscar el siguiente barco, en este caso rápido, que me llevaría a Brunei. Shidi se ofreció a acompañarme y ayudarme a comprar el ticket. Nada más llegar una mujer que había venido con nosotros en el autobús y que había hecho amistad con Shidi, estaba allí hacía rato esperando el mismo barco que yo.

Litz había llegado antes, porque en vez de elegir el ferry que yo utilicé para cruzar de Labuan a Brunei, había viajado en la otra opción existente: un barco rápido que hace el recorrido en 1h. El problema fue que no consiguió enlazar con el siguiente a Brunei y le costó 10RM más que a mi. Se lo tomó con filosofía.

Después de saludarla y quedar para viajar juntos, Shidi y yo seguimos camino a las taquillas y pude comprar mi ticket. Volvimos con Litz y nos despedimos de Shidi, que me ofreció a mi vuelta hacer una parada de un par de días en la isla para enseñármela. No estaba en mis planes, así que cuando llegase el momento decidiría.

Compré tabaco en el dutty free que había en la terminal, en Brunei es más caro que en Malasia, y fuimos a pasar el control de pasaportes. Como ya he dicho en otros artículos, un trámite muy sencillo en Malasia para los europeos: sello y despedida del oficial.

Junto a Litz atravesamos los pasillos hasta llegar al embarcadero, yo me quedé fuera echando un último cigarro antes de partir y ella fue a buscar un sitio para ambos. El barco viajaba casi vacío, así que fue fácil y pudimos elegir. En este barco rápido también había televisión con una película, pero pasamos la mayor parte del tiempo charlando y conociéndonos.

Resulta que Litz también es filipina, también afincada en Borneo desde hace mucho tiempo, con hijos y que hace este recorrido cada vez que quiere cruzar de Sabah, en la parte este de la isla, a Sarawakdonde vive, en la parte oeste, que es más rápido y sencillo que hacerlo por tierra.

Estoy en Brunei

Entrar en Brunei, también es un trámite rápido y fácil. Para los europeos es solo enseñar el pasaporte y que pongan el sello, tienes para 90 días de estancia, gratis y sin preguntas. Mi intención era la de estar un par de días únicamente, conocer la capital Bandar Seri Begawan y volver de nuevo a Malasia. Tanto Litz como yo teníamos que esperar a nuestros contactos en el sultanato, ella seguía por tierra hacía la otra parte malaya de la isla de Borneo y yo me quedaba allí, alojado con un couchsurfer que me había aceptado para estar en su casa.

Abdullah no tardó mucho en llegar y fuimos directos a su casa. Dejamos las mochilas, conocí a algunos de sus compañeros de piso y nos fuimos, él a practicar algo de deporte con unos amigos y yo a comprar los ingredientes para la cena que quería preparar para todos. El tiempo que necesité para pasear por el centro comercial y comprar todo lo necesario, además de sacar dinero del cajero instalado y tener dólares de Brunei, es el que tardó Abdullah en volver a recogerme, íbamos perfectamente cronometrados.

Ya de noche, no había mucho que hacer, por lo tanto en casa y viendo que tenía trabajo por delante me puse enseguida manos a la masa. Prepare: mi tortilla de patatas, una ensalada, tofu frito, berenjena frita, col china, tomate rallado para untar en el pan y la escalibada, que no cocinaba desde hacía mucho tiempo, sobre todo por la falta de hornos en esta parte del mundo, y que de nuevo tuvo buenas críticas de los convidados. La cena un éxito y fue una manera de poder conocer mejor a mis anfitriones y presentarme.

Visitando Bandar Seri Begawan, la capital del reino

A la mañana siguiente Abdullah tenía que trabajar y yo quería ver la capital de Brunéi, conocer los sitios más representativos, y escribir sobre ellos en Minube. Me dejo en la mezquita Jame’Asr  Hassanil Bolkiah, que casualmente al ser jueves estaba cerrada y solo pude ver por fuera, intente que hiciesen una excepción a la regla y me dejasen entrar para fotografiarla, pregunte a unos de los que al parecer eran responsables pero se negó a acceder a mi petición, aún así me quedé satisfecho con la visita, ya que los jardines y lo que pude ver por fuera, eran realmente bonitos.

Luego acompañado de mi música en los cascos fui paseando hasta encontrar el parque Taman Jubli Perak Sultan Haji Hassanal Bolkiahque. Desde allí llegué hasta la iglesia de Saint Andrews, totalmente azul, que también me acerqué a ver de cerca y que amablemente me dejaron visitar por dentro, aún estando cerrada.

El siguiente lugar en mi agenda era el Museo Nacional de Brunei que contiene una gran colección con todo lo que el rey del sultanato a recibido de otros líderes mundiales en su visita al reino. Esta parte está prohibido fotografiarla y es una pena, porque realmente hay piezas que me hubiese gustado guardar, más haya de en mi memoria. Puedes estar varias horas viendo todo, aunque tras más de dos, la parte final decidí hacerla rápida y centrarme en el hall, donde se encuentran todos los diferentes objetos que tanto los soldados, como el sultán, utilizan durante las bodas reales de los sultanes de Brunei y que si que se pueden fotografiar.

Era mediodía y bajo un sol abrasador caminé hasta encontrarme con la Torre del reloj, en el centro de un cruce de avenidas y que esperaba más espectacular viendo el resto de monumentos y mezquitas. Al lado y sin buscarla me encontré con la oficina de correos, que me interesaba saber donde estaba, por eso de las postales que envío, aunque finalmente no la utilicé.

Cerca estaba el Templo Chino, que también me paré a ver y fotografiar. Había movimiento, ya que estaban preparando el escenario y las sillas donde el sábado, se iba a celebrar una ópera china; por desgracia coincidía con mi día de partida y no la pude ver, fue algo que me fastidió bastante.

También di un paseo por un mercado cercano cruzando un pequeño canal, una señora mayor muy simpática me preguntó alguna cosa sobre mi y después me la volví a encontrar en su puesto del mercado, Atja Aisa me regalo un racimo de plátanos y me indicó donde comer algo barato. Mi preferencia era un restaurante hindú, que al igual que en Malasia, hay bastantes, encontré uno donde ella me había dicho y me di un homenaje a muy buen precio.

Con el estomago lleno seguí con el paseo y llegue hasta la mezquita Sultán Omar Ali Saifuddien donde, también al ser jueves y yo un infiel, no podía entrar, además de estar prohibido sacar fotos del interior, me di unas vueltas alrededor y busque al encargado o responsable para pedirle una excepción a la regla, esperando tener más suerte que en la mezquita Jame’Asr  Hassanil Bolkiah visitada por la mañana.

Mantuvimos una reunión en sus oficinas, la charla se alargó un rato, pude ver y hacer unas fotos de un libro que me regalaba, pero que tuve que rehusar, ya que en mi mochila es muy difícil poder moverlo, también me entregó unos bolígrafos, que acepté y agradecí.

Antes de terminar la reunión le insistí en dejarme entrar y si era posible, hacer unas fotos. Ustaz Zulkefli accedió y fue amable de verdad, hizo una llamada en ese momento al guardia de la puerta y al llegar, no tuve ningún problema y pude recrearme durante un rato, viendo y fotografiando una mezquita sobria, pero decorada con grandes lámparas y alfombras.

Satisfecho de haber hecho el trabajo y conseguido lo que buscaba me senté a tomar un café helado y conectarme con internet a la espera de Abdullah. Como tenía tiempo decidí continuar con el paseo y ver si encontraba algún lugar más, que fuese interesante, llegue hasta el monumento que se levanta enfrente de las populares casas flotantes de Kampong Ayer.

El coste del paseo turístico que me ofrecieron, me impidió llegar hasta ellas cruzando el río, pero pude entretenerme viendo el monumento que le erigieron al rey por su 60 cumpleaños, en 2006, y que según dice la historia, pagó el pueblo del reino en agradecimiento a su liderazgo que ayudó ha mantener el país en paz, tras la revuelta de 1960 que se sofocó con la ayuda de los británicos.

Este acontecimiento fue decisivo para mantener su independencia, cuando se le propuso pasar a formar parte de la federación Malaya. Fueron los años en los que Singapur también decidió ser un país independiente. Quizás también por ello Singapur y Brunei mantienen una excelente relación diplomática y hasta el cambio del Dólar de Singapur y el Dólar de Brunei es el mismo y ambos se aceptan, independientemente en cada país, como propio.

Apurando mis últimas horas en Brunei

Abdullah llegó a la hora, nos fuimos a hacer una pequeña compra para completar los ingredientes para la cena y fuimos a una playa cercana del recinto universitario, que es donde vive. Una playa vacía y paradisiaca, aunque sucia y poco cuidada, como la mayoría en el país. Quizás en Brunei son más cuidadosos con la basura plástica, pero el mar no conoce fronteras y arrastra la basura hasta aquí, probablemente desde la vecina Malasia u otras costas del continente.

Además el uso de las playas no está muy extendido, por lo tanto, al parecer, no hacen un mantenimiento como el que podemos conocer en España u otras partes más turísticas del mundo, donde los visitantes buscan tumbarse al sol. Nos pilló la lluvia y ahí terminó el baño. La lluvia cayó con fuerza antes de que llegásemos a casa a preparar la cena e ir pronto a dormir, tocaba madrugar la mañana siguiente para volver a Kota Kinabalu.

Por la mañana también amaneció lluvioso, el barco salía a las 8 de la mañana y antes de llegar al puerto, nos dimos una vuelta a intentar comprar las postales que no había podido encontrar la tarde anterior en mi paseo por la ciudad. Desistimos después de preguntar en varios sitios y Abdullah se comprometió a buscarlas y enviármelas a Malasia para poder escribirlas y el encargarse posteriormente de enviarlas a las personas que están apoyando el viaje. Lo hemos conseguido y aunque ha pasado un tiempo, ya han podido enviarse a sus destinatarios.

Llegamos con tiempo, compré el ticket, pagué el impuesto 2BD (1,45€), que aquí es más caro y además la moneda también tiene un valor mayor que el Ringgit malayo. Con este trámite hecho nos quedamos charlando hasta que los policías del puerto me avisaron de que tenía que embarcar y llegó el momento de la despedida de un nuevo amigo en esta parte del mundo, al que le agradezco su ayuda y su dedicación durante los dos días que pasé en su casa.

La vuelta igual de sencilla que cuando vine, y el itinerario el mismo utilizando los mismos transportes y coincidiendo con casi todos que me habían traído, con la diferencia de que en este trayecto pude ir en la parte delantera del Suria, el barco rápido de Brunei a Labuan, y pasar un rato en la cabina de mando con el capitán.

Pero esto será la historia que contaré en el próximo artículo, dedicado de nuevo a Kota Kinabalu donde pasé unos días preparando mi viaje a Filipinas.

Hasta entonces y como siempre…

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